3 Acciones para mantener siempre positiva la experiencia del cliente
3 Acciones para mantener siempre positiva la experiencia del cliente
ponerse en el lugar de los clientes supones que hacer negocios con nuestra empresa es fácil y de una forma fluida. Equivale a decir que su cliente ha tenido una experiencia positiva (o incluso muy positiva) con su producto o servicio y que piensa repetir en el futuro (la mejor noticia que le pueden dar, no lo dude)
¿Cómo ponernos en el lugar de nuestro cliente? Aquí dispone
de tres líneas básicas:
En primer lugar,
escuche a su cliente.
Investigue, compruebe la calidad del trato. Lleve a cabo
encuestas de satisfacción entre sus clientes. Pregunte y sondee acerca del
trato recibido, no sólo en el proceso de venta, sino también teniendo en cuenta
el servicio de postventa.
Otra opción es desempeñar las funciones de sus trabajadores
para así comprender de qué manera se puede dar un mejor servicio al cliente.
Escuchar las demandas, observaciones y quejas de sus
clientes es el primer paso para “ponerse en su pellejo”.
Atienda usted mismo a
sus clientes.
Es necesario un contacto real y continuo con los clientes
para entender mejor el mercado y su propia empresa.
Sea usuario de su propio producto o servicio. Para entender
a su cliente, juegue su papel, siguiendo los mismos pasos que tiene que
realizar él en el proceso de compra.
Pida un presupuesto, haciéndose pasar por un cliente anónimo
y compruebe la respuesta que recibe, en cuanto a trato y también técnicamente.
Realice este mismo proceso con su página web. Descubra la
experiencia del usuario que intenta contactar con usted o que trata de
contratar o hacer una compra online.
En la misma línea, envíe un correo electrónico haciendo una
demanda concreta y evalúe la respuesta recibida.
Muéstrese flexible y
adapte sus propias normas, políticas y reglas.
Póngale las cosas muy fáciles a sus clientes, tanto para la
venta como para el pago del producto o servicio.
No ponga barreras ni impedimentos de ningún tipo a sus
clientes. En todo caso, no confunda los límites con la rigidez. Trate que la
vivencia con su producto o servicio sea satisfactoria.
En definitiva, siga estas reglas básicas, a modo de pasos:
escuche a su cliente, contacte con su realidad y póngale las cosas fáciles.
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